En Funeraria Magdalena llevamos trabajando más de 50 años con emociones delicadas y situaciones nada agradables, pero sin duda este momento histórico que nos ha traído el COVID-19 ha sido todo un reto y nos ha tocado enfrentarlo.
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Hemos tenido que trabajar a contrarreloj, se ha convivido con la constante posibilidad y temor de contagio, hemos hecho sobresfuerzos para mantener el bienestar de nuestros usuarios, y sobretodo estar al lado de ellos en esos instantes tan duros en los que muchas veces, lamentablemente, no han podido despedir a su allegado en las condiciones que hubiesen deseado, por las restricciones de seguridad establecidas.
Nuestro equipo humano ha seguido trabajando con el máximo respeto y cuidado, e incluso más, dadas las complejas circunstancias con las que hemos tenido que trabajar y que han motivado que cuidemos de nuestros usuarios con mayor cariño y delicadeza.
Lo que ha conllevado esta pandemia nos ha hecho replantearnos muchas cosas. Hemos empezado a apreciar pequeños placeres habituales que casi pasaban desapercibidos cuando hemos dejado de sentirlos. Acciones tan simples dentro de nuestras costumbres y rutinas como dar un abrazo, hacer grandes comidas familiares, compartir un plato de arroz o simplemente quedar con tus amigos sin preocupaciones. Esa cotidiana y maravillosa normalidad que echamos de menos y que poco a poco estamos volviendo a sentir con la gradual y progresiva relajación de las restricciones. Todos esperamos con inquietud 15 días para conocer las nuevas medidas, y así, ver si podemos recuperar un poco más de nuestra libertad.
Por esto, y como motivo principal de agradecimiento a los ciudadanos por haber depositado toda su confianza en nuestra labor, hemos decidido realizar una campaña y mandar a la sociedad un mensaje de ánimo, de esperanza. Queremos mostrar a la sociedad castellonense una visión positiva. Sabemos que esta época ha sido difícil para todos, pero tenemos altas expectativas en que, tras este oscuro momento, se aproximan meses alegres, llenos de colores, tranquilos y sobretodo, con una mayor normalidad. Este sentimiento de esperanza nos debe unir a toda la sociedad para mantenernos fuertes, con conciencia, lo poco del camino que ya nos queda por recorrer.
